La dinámica de los recursos humanos ha evolucionado para convertirse en el capital más valioso de todos: el capital humano.
Las personas no son recursos, sino seres humanos, y que sobrepasan en mucho las estrechas limitaciones de esa antigua denominación. Ellas constituyen el capital humano de la organización, que agrega un valor inconmensurable a la empresa y a la inteligencia del negocio.
No existe una organización sin personas. Y tampoco hay empresa sin ellas.
Las organizaciones no funcionan sin los individuos, y éstos no viven sin las organizaciones. Por último, estamos en una sociedad de organizaciones. Ambos, organizaciones y personas, conviven en un contexto que es, día con día, cambiante y distinto. Cada empresa tiene sus propias características, mientras que la variabilidad humana es infinita y prodigiosa.